En un contexto de promesas de ganancias rápidas y multiplicación de dinero, muchas personas han caído en la trampa de lo que parece ser una bien estructurada operación de fraude encabezada por Gil Rivera y su equipo, bajo los nombres de Golden Trading G.R. International INC y Tech Blue Defi.
El esquema, que ha dejado a decenas de víctimas en Estados Unidos y otros países, se basa en captar inversiones con la promesa de retornos extraordinarios, respaldados supuestamente por contratos. Sin embargo, las experiencias de los afectados narran una historia diferente: pagos incumplidos, excusas repetitivas y evasión de cualquier tipo de responsabilidad.
El atractivo inicial
Todo comienza con una oferta aparentemente confiable: invertir dinero para obtener un 30% de ganancia cada cuatro meses. Según los testimonios, Gil Rivera y su equipo presentan contratos y aseguran que el modelo ha sido exitoso con cientos de personas.
Sin embargo, cuando llega el momento de recibir las primeras ganancias, los inversionistas son persuadidos para reinvertir en una plataforma llamada Aladdinbot, que prometía aún mayores retornos a través de la inteligencia artificial y criptomonedas. Poco después, esta plataforma desaparece sin dejar rastro.
Tech Blue Defi: un nuevo giro
Tras el cierre de Aladdinbot, el grupo liderado por Gil Rivera creó Tech Blue Defi, una nueva empresa que opera bajo el esquema de inversión en criptomonedas, ofreciendo paquetes con retornos tan altos como un 300%. Los “planes” incluyen pagos mensuales o únicos al final del contrato.
Según los afectados, los contratos estipulan términos claros, pero, al llegar las fechas de pago, el dinero no es transferido. Las excusas se repiten: “El banco aún no libera los fondos” o “Estamos resolviendo los últimos detalles”.
Oficinas cerradas y evasión constante
Los inversionistas han intentado reclamar su dinero en las oficinas registradas de estas empresas:
• 9901 Paramount Blvd Suite 243, Downey, CA, 90240.
• 7524 Rosecrans Ave, Paramount, CA, 90723.
En el primer caso, un letrero indica que solo se atiende con cita previa, pero el número de contacto jamás responde. En el segundo, el acceso está bloqueado por portones cerrados con candados.
A medida que las denuncias aumentan, Gil Rivera y su equipo cambian frecuentemente de ubicación y razón social. La empresa inicial, conocida como Grupo 11, operaba desde varias direcciones en Downey, CA, pero al recibir múltiples reportes de fraude, mudaron sus operaciones.
El pedido de las víctimas
Las víctimas solo piden lo que les pertenece: la devolución del dinero invertido. “No estoy pidiendo que me regalen dinero, solo exijo que me devuelvan lo que es mío”, declara una de las personas afectadas, quien asegura haber realizado múltiples llamadas y visitas sin recibir respuesta.
Esta situación no es aislada. Decenas de personas en distintos estados, y hasta en otros países, reportan haber sido estafadas con el mismo esquema.
¿Quiénes están detrás?
Además de Gil Rivera, los nombres señalados en la operación incluyen a Iván Marín, José López, Víctor Camacho y Douglas Molina, de origen español, mexicano y venezolano. Según las denuncias, estas personas han trabajado en conjunto para perpetuar el fraude y evadir la justicia.
Llamado a las autoridades
Este reportaje busca alertar al público y hacer un llamado a las autoridades para investigar a fondo estas operaciones y responsabilizar a los involucrados. Las víctimas instan a las instituciones legales y financieras a actuar antes de que más personas sean perjudicadas.
Este reportaje busca alertar al público y hacer un llamado a las autoridades para investigar a fondo estas operaciones y responsabilizar a los involucrados. Las víctimas instan a las instituciones legales y financieras a actuar antes de que más personas sean perjudicadas.
Si usted tiene información relacionada con estas empresas o ha sido afectado por sus prácticas, no dude en comunicarse con las autoridades correspondientes. La unión de las víctimas será clave para frenar esta red de estafadores y recuperar lo perdido.