La inclusión de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en la lista de responsables del Gobierno de Nicolás Maduro sancionados por la Unión Europea (UE) se aprobó en un Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores celebrado el 24 de junio de 2018, cuatro días antes de que Pedro Sánchez asistiera a su primer Consejo Europeo en Bruselas y tres semanas después de que llegara a la Moncloa tras la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy.
No en vano, el acto jurídico por el que se incluía a la vicepresidenta venezolana en la lista de sancionados y el consiguiente veto a pisar cualquier país de la UE lo aprobó como representante de España el socialista Josep Borrell, al que Sánchez acababa de nombrar un par de semanas antes como su primer ministro de Exteriores.
Las decisiones sobre sanciones se deben aprobar por unanimidad; es decir, en esta ocasión Borrell no pudo desvincularse de aquella decisión ni es probable que la aprobase sin haber consultado previamente con el propio Pedro Sánchez, como confirma un diplomático español de alto nivel destinado aquellos meses en la capital comunitaria. «No me puedo imaginar que una decisión de esta importancia no se consultase con Moncloa, no veo a Borrell tomando esta decisión por su cuenta».
La lista de los sancionados aparece publicada en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) el día 25 de junio de 2018 y de ello se informa tanto al Parlamento comunitario como a la reunión del Consejo Europeo que se celebró tres días más tarde (28 de junio) y al que asistió Pedro Sánchez en lo que fue su estreno en una cumbre de este tipo. Pese a todo lo anterior, el Gobierno de Sánchez justificó y sigue justificando su actuación en el conocido como ‘Delcygate’ insistiendo en que desconocía que la número dos de Maduro tuviera prohibida su entrada en suelo español.
«Ábalos me informó»
Así lo hizo ayer el propio Sánchez, durante su comparecencia en Roma tras entrevistarse con el Papa Francisco. «El exministro Ábalos me informó de la visita de Delcy a España», afirmó el jefe del Ejecutivo, para a continuación asegurar que «cuando el Gobierno se percató de que había unas sanciones se canceló esa visita».
No aclaró, sin embargo, en qué momento de los cuatro días transcurridos entre que Ábalos le informa por mensaje de la llegada de Delcy Rodríguez -a lo que contestó con un «bien» afirmativo- y el aterrizaje de su avión en Barajas se produjo esa cancelación. Ni aclaró por qué en febrero de 2020, durante una sesión de control en el Senado, explicó el incidente de una manera muy diferente, como algo sobrevenido, y ante lo que Ábalos, que le escuchaba y aplaudía desde su escaño azul, lo que hizo fue, según el presidente, «con muy buen juicio, a mi juicio, evitar una crisis diplomática».
En aquella sesión en la Cámara Alta, Sánchez no explicó ni el aviso previo de su ministro ni que él no conociera esas sanciones aprobadas en su primera reunión del Consejo Europeo en Bruselas. La versión de una llegada sobrevenida y poco menos que sorpresiva del avión de la vicepresidenta venezolana al aeropuerto madrileño fue también sostenida en su día por Ábalos, quien llegó a decir que fue informado por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Incluso se dijo que sólo obedecía a una escala técnica, para que la tripulación cumpliera con sus horas de descanso, algo que ayer mismo reiteró al portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, en declaraciones a los medios en Barcelona.
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