Ella recibe al equipo de La Fuente – Periodismo de Investigación en un acogedor departamento de un multifamiliar del sector norte de la capital. En la sala se puede apreciar un gran retrato pintado de David Romo, su hijo desaparecido desde hace más de 11 años y nueve meses.
Estos largos años, lejos de recibir apoyo de las instituciones de justicia, ha enfrentado ocultamiento y groseras excusas. Por ello, Alexandra vive una doble herida: por un lado, no encuentra a su hijo, al que sigue buscando incansablemente. Por el otro, quienes debieron apoyarle en esa búsqueda y no lo hicieron, tampoco están siendo investigados.
De todas maneras, ella no baja los brazos y trabaja arduamente para que la memoria de David siga presente y no pierde la fe de que en algún momento, si alguien sabe la verdad de lo ocurrido con su hijo, pierda el miedo y lo diga ahora.
La emotiva conversación entre Alexandra Córdova y Amanda Villavicencio (periodista de La Fuente-Periodismo de Investigación) se hace desde el corazón y desde la empatía que puede generar el dolor de la pérdida de un ser querido. Alexandra cuenta la historia vivida y con cada detalle retrata la cruda realidad del supuesto sistema de administración de justicia que le ha fallado.
Alexandra Córdova, madre de David Romo
¿Qué significa para ti la palabra justicia?
Alexandra responde dolida pero firme:
La justicia no existe, la justicia desapareció aquel 16 de mayo del 2013, cuando desparecieron a mi hijo”.
Ese día también le cambió la vida a toda su familia. Es que Alexandra tenía una vida tranquila, la de una madre orgullosa y dedicada al cuidado de sus hijos. Yendo a dejarles y a traerles de la escuela y el colegio, celebrando sus cumpleaños y fechas especiales.
Ese mayo del 2013, celebraron el día de la Madre, como todos los años. El viernes 10 de mayo salieron a festejar en La Ronda y David bailó con su madre y su abuelita al ritmo de la música nacional, en ese sector tradicional de Quito.
El sábado tuvieron un almuerzo, y el domingo, David le entregó a Alexandra un obsequio y una tarjeta que decía “Solo por ser hoy”. Esa frase se había convertido en una bonita costumbre familiar, pues David siempre le entregaba flores o algún detalle a su madre, y le decía “solo por ser hoy”, en alusión a que no es necesario que sea un día especial para festejar algo. Que cualquier día puede ser especial, si uno mismo hace que así sea.
Pero la vida les dio un vuelco, cuando ese 16 de mayo de 2013, su hijo de 20 años, estudiante de cuarto semestre de Comunicación en la Universidad Central, le llamó por última vez desde un bus, a las 22:22. El mensaje que le dio fue que ya llegaba. Sin embargo, su voz era bajita, y le dijo no quería hablar más porque un hombre, que parecía policía, le haría bajar del bus si hablaba alto.
Desde ese día, la vida tranquila se transformó en una hostil. Ahora la rutina era ir a plantones pidiendo verdad y justicia; asistir a reunirse con la plana mayor de la Policía. También se vio recorriendo morgues, quebradas, ríos pestilentes y hasta basureros: ¿Cómo puede una familia soportar esto? se preguntaba.
Pero no se quebró. Cada miércoles a las 19:00 acudía a los plantones frente a Carondelet con una sola consigna: pedir a las autoridades que le devuelvan a David.
Alexandra Córdova asistía cada miércoles a las 19;00 para protestar por la desaparición de su hijo
Las teorías crueles y revictimizantes
El caso de David Romo, que fue denunciado como una desaparición, cambió varias veces de tipología delictiva. Se investigó por asociación ilícita (en contra del conductor y del controlador de un bus); se investigó por trata de personas, se lo puso en reserva por dos años y medio, se creó la teoría de un asesinato…
Al final, el actual candidato a la Presidencia, Víctor Araus (PID), entonces director de la Dinased, y el fiscal Andrés Cuasapaz, “crearon”, dice Córdova, una historia de asesinato en el que se aseguró –sin pruebas- que David fue capturado y llevado a una clínica de rehabilitación y luego asesinado en ese sitio. También se dijo que el cuerpo de Romo fue incinerado en un camal y que, por tanto, ya no existen restos del cadáver.
Para convencer a la madre de semejante hipótesis, la llevaron al camal y le mostraron el proceso de corte de un cerdo, lo trocearon y quemaron dos pedazos con soplete. Le dijeron “eso le pasó a su hijo”.
Una llamada al fiscal derrumba el caso
Sin embargo, según cuenta la madre de David Romo, el mismo día de la audiencia, el fiscal Cuasapaz recibió una llamada a su celular. La voz detrás del teléfono decía que habían encontrado los restos de David Romo, enterrados en el norte de Quito.
El fiscal, quien supuestamente estaba convencido de su teoría de asesinato con incineración del cadáver, pidió suspender la audiencia para investigar la nueva pista. Con eso demostró lo débil de su argumentación. Así las autoridades no pudieron hacer otra cosa, sino declarar nulo lo actuado. Volver al momento en el que se declaró el caso reservado y pedir una investigación en contra de los agentes fiscales y policiales.
Araus quien había declarado en los medios que él resolvió el caso, a través de la cruel teoría de la incineración, también ha tenido que recular y posteriormente reconoció que David Romo está desaparecido.
La Fiscalía, en 2018 anunció que la investigación por desaparición continuaba, aún después de haber sostenido el asesinato con incineración
Dos investigaciones, sin avances
Al momento, existen dos investigaciones en el caso de David Romo. La primera la lleva adelante el fiscal Bolívar Burbano de la Unidad de Transparencia y Lucha contra la corrupción desde el 10 de julio del 2019. En esta se busca a David por desaparición. Y, la otra, está en la Comisión de la Verdad y Derechos Humanos con el fiscal Polivio Meneses, desde el 5 de abril del 2023 (por la desaparición forzada de David y se busca a los responsables). En ninguna de las dos ha habido un avance.
El fiscal Burbano fue trasladado a la Unidad de Transparencia y Lucha contra la Corrupción y con él, también el caso siguió en sus manos. Esto bajo la consideración de que no se debe revictimizar a la madre. Ahora, las cajas, con más de 100 expedientes están empolvadas. El fiscal tiene muchos otros casos y el de David, no es prioritario.
De acuerdo con Alexandra Córdova, en el caso de su hijo se ha producido lamentablemente un divorcio entre la Fiscalía y la víctima.
Bolívar Burbano, fiscal del caso, también fue parte del caso de Froilán Jiménez
La dura realidad sobre las desapariciones en Ecuador
Alexandra también cuenta que ha hecho varios hallazgos a lo largo de su lucha, en la que también se ha encontrado con otras familias que tienen el mismo dolor.
Una primera verdad que pudo palpar es que el Estado no está preparado para llevar adelante los temas de investigación, búsqueda y localización de personas desaparecidas. “Es un Estado incapaz, que se maneja de manera corrupta, pero también es un Estado indolente”, dice.
Por ello, Alexandra debió empezar de cero. Exigiendo agilidad, sugiriendo métodos.
Si tan solo ese 16 de mayo del 2013, cuando Alexandra acudió a poner la denuncia se la hubiesen aceptado y se hubiesen seguido los protocolos, seguramente David Romo estaría con vida. “Me negaron esos minutos importantes para encontrar a David”, asegura.
Es que Alexandra recuerda que en ese tiempo se le dijo que debía esperar 48 horas, que tal vez se haya ido con sus amigos o con una novia. Sin embargo, ella asegura que debieron rastrear el celular Black Berry que tenía David Romo y del cual le llamo. Así hubiesen tenido una pista exacta para saber dónde buscar.
Pero no lo hicieron y más bien hubo crueles excusas: Se le dijo que “esto no es CSI”, que seguramente “se le llevó un marciano”, entre otras.
Los protocolos creados que ayudan a otras víctimas
Sin embargo, la valentía y entereza de Alexandra hizo que las cosas mejoraran, al menos para las víctimas que han tenido casos similares. El caso de David Romo también dio paso a que se cree la Dinased y mejoren ciertos protocolos. Por ejemplo, ya no es necesario esperar 48 horas para poner una denuncia de desaparición.
Alexandra recuerda que siempre buscó hacer mediáticas las búsquedas y estas empezaron a hacerse con la ayuda de los medios y de amigos y familiares. Luego esta forma de búsqueda fue replicada en las siguientes denuncias de otras personas desaparecidas.
Con el caso de David se dio paz a muchas familias, a otros se los encontró. Sin embargo, el caso de David Romo sigue pendiente: “No he podido encontrar a mi hijo. Él es el que nos falta”, asegura.
La estrategia de atacar a la víctima
Alexandra Córdova explica que el proceso de investigación ha sido revictimizante, e incluso ha ido más allá. El hecho de que ella no sea una “víctima sumisa”, sino más bien crítica, es decir que no acepta cualquier teoría que le dicen, le ha llevado a que una fiscal de apellido Del Pozo, le investigue a ella, a la madre.
Además también se busca desprestigiar al desaparecido. Recuerda que “ni bien empezó la investigación se le aplicaron epítetos repugnantes”. Hablaron de supuestas adicciones.
Recuerda que algo parecido sucedió con los hermanos Restrepo, hace 35 años. Sin embargo, dice, que los agentes estatales se equivocan al tomar ese camino, pues si bien no están ellos para defenderse, sí están sus familias.
Tan evidente fue este tema en el caso de David, que el fiscal Galo Chiriboga pidió disculpas por haber dado información no verificada sobre su hijo. Sin embargo, para esta madre, nada puede redimir por los daños a la imagen y especialmente por la desaparición.
José Serrano, quien fue ministro del Interior de Correa, mientras sucedió la desaparición, también admitió que hubo demoras y errores injustificados, cuenta Córdova.
Disculpas del fiscal Galo Chiriboga
Cuatro Gobiernos y ningún resultado
David Romo desapareció durante el Gobierno de Rafael Correa y, en un principio, se le dio una aparente apertura a la madre. Sin embargo, esas reuniones puertas adentro no generaban ningún resultado. Incluso cuenta que Correa, frente a la presión mediática, ordenó al mando policial que en ocho días se resuelva el caso.
A pesar de que las órdenes de Correa tenían la fama de ser obedecidas sin objeción, en este caso ya pasaron 11 años y no ha ocurrido nada.
Los siguientes gobiernos: morenismo y lassismo, no fueron mejores. Ella comenta, además que si bien sabe que esta desaparición no se dio en el Gobierno actual de Daniel Noboa, si hay responsabilidad por la falta de una respuesta ágil.
Alexandra también ha pedido posturas y propuestas a los candidatos a la Presidencia, pero asegura que los desaparecidos no están en el radar de los políticos, pues piensan que no representan votos.
Además recalca que desde el correísmo, las estadísticas nunca se manejaron de manera real. Ninguna de las cifras de desaparecidos coincidían entre instituciones, pero sí decían que habían reducido el número de casos de desaparecidos. El resultado final: los casos no se resolvían. Simplemente se encontraban los cuerpos, sin llegar a determinar qué pasó en cada caso.
Ella alerta sobre las cifras de muertes indeterminadas que fueron maquilladas en el país, justamente en el gobierno correísta. Es importante recordar que Arduino Tomasi ha realizado un estudio sobre este maquillaje de cifras, indicando que habría más de 7.000 muertes violentas, ocultas en esta categoría.
«Pax Narca»: Arduino Tomasi y Pablo Palacio desenmascaran la falsa paz del correísmo
Alexandra también reconoce que el único candidato que topó el tema de la corrupción y el caso de David Romo fue Fernando Villavicencio (+). Ella asegura que tenía esperanza en que el caso se esclareciera si él llegaba a la Presidencia de la República.
Casi al despedir el diálogo, sigue abierta la pregunta sobre a quién se protege en el caso de David Romo. Para Alexandra detrás de este caso está alguien de gran poder. Sin embargo, ella hace un llamado a que desaparezca el miedo y pide que si alguien sabe la verdad, que por favor se lo haga saber.
Para la sociedad ecuatoriana es importante exigir respuestas sobre las heridas que tiene el país: ¿dónde está David Romo?, ¿quién asesinó al general Jorge Gabela? y ¿quién ordenó el asesinato de Fernando Villavicencio?, entre otra gran lista de casos.
Así, el mensaje final de Amanda Villavicencio fue el de agradecer a esta madre guerrera. Es que Alexandra levanta la voz por ella, por su hijo y por otras madres y por otros hijos y nos muestra el rostro de la valentía y de la defensa de los derechos humanos. Nos inspira.
Amanda dice: “El Ecuador entero se une y encuentra sus causas comunes. A veces, estas vienen del dolor y de la ausencia, pero ese dolor y esa ausencia se convierten en una gran fortaleza”. Esas palabras también nos dan certeza de que aunque las circunstancias sean adversas, la valentía se impondrá.
Esto nos hace saber que estamos juntos en esa lucha y que por David Romo, por Jorge Gabela, por Fernando Villavicencio, nadie se cansa.
Tomado de Alexandra y la doble herida por el caso de su hijo David Romo