Los recientes casos de deserción y sanción en las filas del Ejército Bolivariano dejan claro el colapso y la crisis profunda de moral y disciplina en los rangos subalternos. El caso más reciente es la aprehensión del Teniente Reynier José Romero González, C.I. V-26.034.XXX, adscrito al 102 Pedro Estevan Gómez, capturado el martes 2 de abril de 2025 por una comisión de la Policía Militar. Fue trasladado al Centro de Reclusión de la 35 Brigada de Policía Militar, imputado por los delitos de deserción, desobediencia y abandono de servicio.
Este arresto se suma a una serie de ausencias no justificadas por parte de otros efectivos:
El Primer Teniente Maximiliano José Volcanes Zamora (V-2X.068.XXX), desertor no capturado.
El Sargento Primero Wilmer Alfonso Hernández Segura (V-2X.498.XXX), quien tampoco se presentó al llamado.
La Sargento Segunda Ana Esperanza Ramírez Reira (V-2X.783.XXX), igualmente ausente.
La reiterada negativa de estos efectivos a presentarse evidencia una ruptura de la cadena de mando y el creciente rechazo a continuar sirviendo a un régimen que ha perdido legitimidad incluso dentro de su propio aparato militar.
Estos indicios se suman a un diagnóstico alarmante: una moral militar profundamente deteriorada, medida por el incremento de bajas, deserciones, sanciones, enfermedades y hasta torturas a efectivos detenidos. Muchos de estos oficiales de bajo rango no solo están descontentos con las condiciones internas, sino también con el fraude electoral y la manipulación del poder por parte de Nicolás Maduro.
Como respuesta desesperada, el régimen ha comenzado a obligar y convocar a antiguos oficiales de promociones pasadas, una señal clara de que las filas actuales no son suficientes ni confiables para sostener la represión interna o cualquier intento de defensa frente a posibles escenarios de transición.
Esta situación no solo expone la fragilidad estructural del aparato militar del régimen chavista, sino que también demuestra que el «factor militar» no está siendo trabajado adecuadamente por las fuerzas democráticas opositoras. Muchos militares votaron por el cambio, pero no existe un mensaje público contundente que los convoque ni los motive. Se necesita con urgencia un doble enfoque:
Trabajo de base y discreto, tocando directamente a cuadros medios y subalternos, aquellos que hoy se sienten abandonados.
Discurso público dirigido al sector militar, que reconozca su rol histórico y los convoque a ser parte activa de la reconstrucción democrática del país.
El momento es ahora. La fractura ya comenzó. La historia no espera.
Tomado de Aumentan las deserciones y la represión interna: el colapso moral dentro del Ejército de Maduro