Un informe reciente del American Immigration Council revela que una operación de deportación masiva en Estados Unidos no solo sería inviable, sino que implicaría un costo astronómico para el país. La expulsión de aproximadamente 13 millones de personas indocumentadas costaría al menos 315 mil millones de dólares en una única operación. Si este plan se extendiera durante una década, el costo superaría los 967 mil millones de dólares, considerando gastos adicionales como la construcción de nuevos centros de detención y el aumento del personal policial. Con información de American Immigration Council.
El impacto económico sería devastador. La pérdida de trabajadores indocumentados reduciría el PIB estadounidense entre un 4,2 % y un 6,8 %, equivalente a la caída sufrida durante la Gran Recesión. Sectores clave como la agricultura, la construcción y la hostelería enfrentarían una grave crisis laboral, con la expulsión de al menos el 14 % de sus empleados.
Además del costo económico, se estima que más de 5.1 millones de niños ciudadanos estadounidenses quedarían separados de sus familiares indocumentados, generando una profunda crisis social. Esta situación también afectaría a las finanzas públicas, ya que en 2022 los hogares indocumentados aportaron 46.800 millones de dólares en impuestos federales y 29.300 millones de dólares en impuestos estatales y locales.
Con los recursos destinados a un plan de deportación masiva, Estados Unidos podría construir más de 40.450 escuelas, financiar el programa educativo Head Start durante 79 años o costear la matrícula de millones de estudiantes en universidades públicas y privadas.
El informe concluye que una deportación masiva, lejos de resolver problemas migratorios, supondría un golpe catastrófico para la economía, el sistema social y el bienestar de millones de familias en Estados Unidos.