La reciente proliferación del Tren de Aragua en Estados Unidos ha puesto en alerta a las agencias de seguridad y levantado una tormenta política. Este grupo, surgido en una prisión venezolana, ha sido vinculado con un aumento en crimen, tráfico de humanos y narcotráfico, según informes de diversas fuentes.
En Nueva York, detectives han dedicado varios meses a entrevistar a informantes, incluyendo miembros confesos de la banda, para identificar a los líderes y recopilar información sobre patrones de robos y esfuerzos de reclutamiento. “El Departamento de Policía de Nueva York ha estado trabajando diligentemente para perfilar a fondo las operaciones del Tren de Aragua”, señaló The New York Times. Aun así, el desafío radica en cuán rápidamente los miembros de la banda se han integrado en la vida urbana, tanto entre los solicitantes de asilo en refugios como haciéndose pasar por conductores de entregas.
En el centro de Estados Unidos, desde Denver hasta Chicago, se han realizado decenas de arrestos relacionados con la pandilla, con cargos que van desde robos minoristas hasta asesinato y prostitución. Según The New York Times, “los funcionarios federales estuvieron trabajando en más de cien investigaciones relacionadas con la banda este año”.
Uno de los puntos de mayor preocupación es Nueva York, donde más de 210 mil migrantes han buscado refugio desde 2022. Eric Adams, alcalde de la ciudad, ha prometido evitar que la pandilla establezca una base sólida en la metrópoli. “Estos son individuos peligrosos y no representan a la comunidad de migrantes y solicitantes de asilo aquí”, dijo Adams. “Es un pequeño grupo de personas violentas y vamos a identificarlos y utilizar nuestras prácticas como lo hacemos con cualquier pandilla en la ciudad”.
En cuanto a su origen, el Tren de Aragua se formó en la prisión de Tocorón en Aragua, un estado al suroeste de Caracas. Lo que comenzó como un grupo para imponer orden dentro de la prisión, se transformó en una poderosa organización criminal que extendió su influencia fuera de los muros penitenciarios. “Identificaron que había dinero en la inmigración y han aprovechado ese negocio”, explicó la periodista investigativa Ronna Rísquez a The New York Times.
Las autoridades colombianas acusaron al Tren de Aragua de al menos 23 asesinatos en Bogotá en 2022, tras encontrar bolsas con partes de cuerpos. La banda también ha tenido presencia en Chile y se ha alineado con el Primeiro Comando da Capital en Brasil.
En Estados Unidos, las operaciones de la pandilla han sido vinculadas a diversos delitos, incluidas tiroteos y tráfico de personas. En mayo, funcionarios federales descubrieron una red de trata de personas que se extendía por Luisiana, Texas, Virginia, Florida y Nueva Jersey, involucrando a mujeres venezolanas forzadas a prostituirse para pagar deudas a traficantes. Además, en noviembre, el venezolano Yurwin Salazar fue acusado de secuestrar y asesinar a un policía retirado en Florida.
En uno de los casos más notables, Bernardo Raul Castro Mata, un migrante venezolano de 19 años, fue acusado de disparar a dos policías en Nueva York en junio. Este incidente ha sido utilizado como prueba por algunos republicanos para afirmar que la pandilla está proliferando. Durante un debate presidencial, el ex presidente Donald Trump sugirió incorrectamente que la pandilla había tomado el control de Aurora, Colorado.
Frente a este aumento, la administración de Biden ha designado a la pandilla como una “organización criminal transnacional” en julio, anunciando recompensas de hasta 12 millones de dólares por información que lleve a la captura de tres de sus líderes. Las entrevistas mejoradas en la frontera se han intensificado, incluyendo la revisión de celulares y tatuajes, para identificar a posibles miembros del Tren de Aragua.
Mientras tanto, en Nueva York, la policía ha entrevistado a más de 30 personas desde enero, incluyendo a miembros encarcelados en Rikers Island. Hasta septiembre, la policía ha identificado a 24 miembros del Tren de Aragua en su base de datos de 496 pandillas registradas en la ciudad. Sin embargo, el jefe de detectives Joseph Kenny subraya que “obviamente hay más”.
Además, hay señales de conflicto con un grupo rival conocido como Anti–Tren, compuesto por ex miembros del Tren de Aragua. También se ha reportado actividad en puntos álgidos como Randall’s Island, donde miles de migrantes viven en un refugio y ha habido varios incidentes violentos.
Para los migrantes venezolanos que buscan asilo, la presencia de la pandilla ha generado un estigma doloroso y discriminación. “Cualquiera de nosotros que tenga tatuajes, piensan que somos del Tren de Aragua”, dijo Evelyn Velasquez, madre venezolana de tres hijos que vive en un refugio en la ciudad. Este sentimiento es compartido por muchos que sienten vergüenza de que su nacionalidad esté siendo asociada con la pandilla.
“Por uno, pagan todos”, manifestó otro migrante venezolano, reflejando la frustración generalizada de una comunidad que busca sanar las heridas de la migración y encontrar un nuevo comienzo lejos de la violencia de su país natal.
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