En un claro intento por explotar la desesperación de pacientes con cáncer, una organización llamada Oncocit, liderada por Ramón Gutiérrez, quien se autodenomina médico oncólogo molecular, está promocionando en Colombia un dudoso tratamiento de inmunoterapia dirigida. Esta terapia, que aseguran activar el sistema inmunológico para combatir el cáncer de forma personalizada, promete curar cualquier tipo de tumor maligno en apenas dos semanas mediante la aplicación de ocho inyecciones.
La propuesta de Oncocit carece de aprobación por parte del ente regulador colombiano Invima, y cuando se les cuestiona sobre ello, responden desafiantes: «usted nos buscó, porque este programa de tercera generación no está en su paÃs y ningún paÃs certifica algo que no tiene». Esta osada afirmación busca enmascarar la falta de respaldo cientÃfico y regulatorio de su presunta «cura milagrosa», según reporte de Cambio.
Lo verdaderamente alarmante es el costo exorbitante del tratamiento: 25.000 dólares, equivalentes a más de 110 millones de pesos colombianos. Además, Oncocit exige el pago de la mitad del monto al inicio y el restante diez dÃas después, sin siquiera contar con una sede fÃsica en el paÃs y ofreciendo aplicar las inyecciones a domicilio en cualquier región de Colombia.
A través de publirreportajes engañosos, como uno difundido por CNN Chile sin verificación alguna, Oncocit promueve su supuesto «Ãºnico tratamiento contra el cáncer diseñado para activar el sistema inmunológico en favor del paciente». Una metáfora vacÃa que intenta enmascarar la carencia de respaldo cientÃfico.
Cuando se les inquiere sobre cuántos pacientes colombianos han recibido su milagrosa terapia, evaden responder aduciendo confidencialidad. Una evasiva más que despierta suspicacias sobre la veracidad de sus afirmaciones y su compromiso con la transparencia.
En contraste con las dudosas prácticas de Oncocit, el cáncer es una enfermedad que recibe cuantiosos recursos para investigación a nivel mundial. Tan solo en 2023, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos destinaron 8.000 millones de dólares para avanzar en tratamientos efectivos, sometidos a rigurosos filtros antes de llegar a los pacientes, según afirma Jonathan GarcÃa, investigador de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
La descarada promoción de esta pseudocura contra el cáncer representa un peligroso engaño que podrÃa costarle la vida a quienes, desesperados por una solución, caigan en las garras de estos mercaderes de la esperanza.
La falta de respaldo y credenciales de Oncocit y sus promotores
Detrás de la fachada de Oncocit, la empresa que promociona una supuesta «cura milagrosa» contra el cáncer, se esconde un entramado de inconsistencias y falta de credenciales que desnudan su dudosa operación. A pesar de ostentar una presencia en lÃnea con página web, cuentas en redes sociales y disponibilidad para contactarlos vÃa WhatsApp, la compañÃa no cuenta con el aval de las autoridades sanitarias pertinentes.
En primer lugar, Oncocit no figura como prestador de salud habilitado en la base de datos del Ministerio de Salud de Colombia, un requisito indispensable para ofrecer cualquier tipo de tratamiento médico en el paÃs. Además, su presunto tratamiento denominado «Oncovix» no aparece registrado ni autorizado por el Invima, el ente regulador de medicamentos y terapias en territorio colombiano.
La nebulosa en torno a Oncocit se extiende a su supuesta sede principal en Orlando, Estados Unidos. Pese a que aseguran prestar servicios en varios paÃses latinoamericanos, la empresa no cuenta con registro alguno ante la FDA, la agencia reguladora de alimentos y medicamentos de Estados Unidos. Incluso la dirección fÃsica que proporcionan en Orlando resulta ser una «oficina virtual» que cualquiera puede arrendar por 154 dólares mensuales.
Pero las irregularidades no se detienen ahÃ. Ramón Gutiérrez, quien se presenta como el lÃder de Oncocit y se autodenomina «médico oncólogo molecular», solo cuenta con un tÃtulo de médico cirujano obtenido en Chile hace tres décadas. Sin embargo, los registros indican que carece de licencia para ejercer la medicina en el estado de la Florida, donde supuestamente opera su compañÃa.
Además, Gutiérrez apenas tiene una publicación académica en su hoja de vida de 30 años, la cual no guarda relación alguna con el cáncer. Su supuesta membresÃa en la «Sociedad Chilena de Células DetrÃticas y Exosomas», de la que se jacta, resulta igualmente cuestionable, ya que varios de los miembros directivos de dicha organización también están vinculados a Oncocit.
Por si fuera poco, tanto Oncocit como Oncogénica, otra empresa relacionada con la presunta terapia contra el cáncer, aparecen como compañÃas inactivas en los registros empresariales de Estados Unidos. Un claro indicio de la poca solidez y transparencia de esta operación que intenta lucrarse a costa del sufrimiento ajeno.
En un último y desesperado intento por ocultar la verdad, representantes de Oncocit optaron por bloquear el número telefónico desde el cual se les solicitaron aclaraciones. Una conducta evasiva que solo alimenta las sospechas sobre la legitimidad de su accionar y los cuestiona éticamente como supuestos profesionales de la salud.
Oncocit utiliza múltiples nombres y variantes para promocionar su presunto tratamiento contra el cáncer, lo que podrÃa ser una estrategia deliberada para confundir y despistar. Además de Oncocit, también se hace llamar Oncogénica y Biogénica, mientras que su supuesta terapia milagrosa la denominan Oncovix. Esta proliferación de denominaciones dificulta el rastreo y la verificación de la legitimidad de su operación.
La publicidad engañosa de Oncocit trasciende las fronteras colombianas. En su página web, afirman prestar servicios en varios paÃses de América Latina, incluyendo Chile, Argentina, México, Venezuela y Perú. Sin embargo, en ninguno de estos territorios se encontraron registros o autorizaciones que avalen la comercialización de su dudoso tratamiento Oncovix.
Cabe destacar que los intentos de Cambio por contactar directamente a Ramón Gutiérrez, el presunto médico oncólogo molecular que lidera Oncocit, fueron infructuosos. En los números de contacto proporcionados, se indicó que solo serÃa posible hablar con él si se pagaba por adelantado el costoso tratamiento, una condición inaceptable que sugiere una total falta de transparencia y disposición al diálogo.
Estas nuevas revelaciones sobre las prácticas de Oncocit y sus promotores refuerzan las sospechas sobre la ilegitimidad de su accionar. Al parecer, se trata de una operación orquestada para explotar la desesperación de pacientes con cáncer, ofreciendo falsas esperanzas a cambio de cuantiosas sumas de dinero, sin respaldo cientÃfico ni regulatorio alguno.