Con el transcurrir de los años, poco a poco han quedado al descubierto las ilícitas acciones de los hermanos Chamel y José Gaspard Morell, quienes, lejos de ser los filántropos que intentan mostrar en internet, arrastran un turbio pasado plagado de acusaciones de estafa y procesos judiciales por distintos motivos y en diversas latitudes. Los hermanos, de nacionalidad venezolana y residentes en Panamá, han sido los artífices de una trama que se ha tejido con hilos de engaños, falsas promesas y millonarias sumas de dinero pertenecientes a inversores que, confiando en su palabra, terminaron con las manos vacías.
Lejos de las historias edulcoradas que empresas de limpieza de reputación intentan instaurar en la web, la verdad sobre los Gaspard Morell se escribe con trazos de codicia y manipulación. Se les acusa de tejer una red de engaños que involucra la ficticia venta de locales en el Centro Comercial Anclas Mall, ubicado en La Chorrera, Panamá. Inversionistas, atraídos por la aparente oportunidad, desembolsaron grandes sumas de dinero, solo para descubrir que todo era un espejismo, una falsa promesa que se desvanecía a medida que los hermanos se apropiaban de sus capitales.
Pero la telaraña de engaños no termina ahí. Acusaciones también señalan la cesión fraudulenta de facturas por cobrar a la estatal petrolera venezolana PDVSA. Los Gaspard Morell habrían utilizado este artilugio para obtener fondos de inversionistas, quienes, esperanzados en la supuesta legalidad y rentabilidad del negocio, volvieron a ser víctimas de la estratagema.
La historia se repite con la retención indebida de activos que los hermanos prometían administrar en favor de terceros. Sin embargo, el retorno del capital, al igual que en los casos anteriores, jamás se concretó, dejando a los inversionistas a la deriva, despojados de sus activos y con la amarga sensación de haber sido engañados. Estas acciones, lejos de ser hechos aislados, dibujan un patrón de conducta que ha seguido sembrando la desconfianza y puesto en el ojo del huracán a los hermanos Gaspard Morell.
Millonarias estafas y procesos judiciales: el prontuario de los hermanos Gaspard Morell
La sombra de la justicia se extiende sobre Chamel y José Gaspard Morell, quienes enfrentan un presente marcado por las consecuencias de sus actos. Las acusaciones de estafa, lejos de ser simples rumores, han decantado en una serie de procesos judiciales que se abren paso en tribunales de Venezuela, Panamá, Estados Unidos y España, países que se convierten en escenarios de una batalla legal en la que los hermanos buscan eludir las acusaciones que los señalan como responsables de millonarios fraudes.
En Estados Unidos, inversionistas afectados reclaman a los Gaspard Morell la suma de más de 40 millones de dólares, exigiendo, además, una indemnización que triplica dicha cifra, ascendiendo a un total de más de 120 millones de dólares. El clamor de justicia resuena con fuerza también en Venezuela, donde el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), ha solicitado formalmente la extradición de los hermanos Gaspard Morell a Panamá, una medida que se mantiene pendiente, mientras el cerco legal parece estrecharse cada vez más.
Las alertas rojas emitidas por la Interpol a solicitud de Venezuela se suman al complejo panorama que enfrentan los hermanos. Su historial, manchado por las acusaciones de fraude y las demandas interpuestas, contrasta con la imagen impoluta que, con afán, intentan proyectar. Y es que las acciones pasadas, como sombras, se empeñan en perseguirlos, recordándoles que la justicia, tarde o temprano, suele hacer valer su peso.
El caso de violencia de género de la que fue víctima en Venezuela la exesposa de Chamel Gaspard, la brasileña Dioni Saade de Gaspard, es un mero ejemplo del pasado que los hermanos ahora pretenden encubrir, mostrándose como supuestos filántropos.
La sombra de la duda también se posa sobre los manejos financieros de Chamel Gaspard. Dioni Saade lo acusó en Venezuela por simulación, pues su otrora marido, con la complicidad de su hermano José, habría tejido una red de empresas para ocultar activos y evadir sus responsabilidades económicas tras la separación conyugal.
Desmontando la farsa: los Gaspard Morell y su intento de limpiar su imagen con falsedades
Mientras las acusaciones por estafa y los procesos judiciales empañan el presente de los hermanos Gaspard Morell, una elaborada operación de maquillaje se orquesta en internet con la clara intención de blanquear su imagen. Plataformas como about.me se convierten en escaparates donde se exhibe una falsa versión de Chamel Gaspard, presentándolo como un altruista filántropo que dedica su vida a la ayuda comunitaria.
Imágenes extraídas de plataformas que ofrecen fotos gratis, como pexels.com, son usadas para la confección de los falsos perfiles, fingiendo que se trata de fotografías genuinas de Chamel Gaspard y su hermano José Gaspard Morell.
Se habla de un supuesto programa de becas que habría transformado la vida de “cientos de estudiantes de bajos recursos”, una narrativa que se tambalea ante la ausencia de pruebas tangibles y que contrasta con las denuncias de las víctimas de sus engaños.
La supuesta labor de Gaspard en la “inclusión bancaria” de comunidades remotas y personas de bajos ingresos se diluye en un mar de inconsistencias. No existen registros, testimonios o evidencias que respalden esas afirmaciones, lo que lleva a pensar que se trata de una estrategia para desviar la atención de sus actividades ilícitas. Las historias sobre el suministro de materiales de construcción “a precios accesibles” y el apoyo a la construcción de viviendas dignas se desvanecen ante el peso de las acusaciones por fraude y apropiación indebida. Resulta inverosímil creer que quienes se enriquecen a costa del engaño y la manipulación tengan un interés genuino en el bienestar de los más necesitados.
La farsa continúa con la descripción de Chamel Gaspard como un benefactor que distribuye juguetes en Navidad y construye áreas deportivas, una imagen fabricada que se contradice con la realidad de un hombre que acumula denuncias por estafa y otros delitos, enfrentando la justicia en varios países. Se menciona incluso la entrega de la “Insignia Sol de Oriente” por parte de la Guardia Nacional venezolana, un supuesto reconocimiento a sus “innumerables contribuciones” que, al igual que las demás afirmaciones, solo busca alimentar una fingida imagen.
La narrativa fabricada se extiende a la figura de José Gaspard Morell y a la trayectoria del “Grupo Empresarial de José Gaspard, Chamel Gaspard y Hermanos Gaspard”, presentándolos como ejemplos de éxito empresarial en Panamá. Sin embargo, la realidad se impone: la sombra de la duda se cierne sobre sus negocios, opacados por las acusaciones de fraude y las demandas que amenazan con desmantelar el castillo de naipes que han construido.
Dioni Saade Gaspard vs. Chamel Gaspard Morell: Una batalla legal en medio de acusaciones de maltrato
El Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui declaró en el año 2001 la perención de instancia en un caso que involucraba a una pareja de alto perfil y una red de empresas.
El juicio, que se inició en Venezuela en 2001, enfrentaba a la ciudadana brasileña Dioni Saade de Gaspard, contra su entonces esposo, el venezolano Chamel Gaspard Morell. Dioni era víctima de maltratos por parte de Chamel, lo que añadía un trasfondo personal a un caso ya complejo.
La demanda no solo involucraba a Chamel Gaspard Morell, sino también a su hermano José Gaspard Morell, ambos venezolanos. Además, se incluyeron más de 80 sociedades mercantiles, desde INVERSIONES EN GENERAL ALMOTACEN, C.A., hasta SOSA REPRESENTACIONES, sugiriendo una intrincada red de negocios vinculados a los acusados.
Dioni Saade de Gaspard presentó una demanda por desvelamiento de la personalidad jurídica societaria y, subsidiariamente, una acción de simulación. Estos términos legales sugieren que la demandante buscaba revelar la verdadera naturaleza de las transacciones y entidades involucradas, alegando que estas empresas eran fachadas para ocultar activos pertenecientes a su marido.
En noviembre de 2001, el tribunal de primera instancia negó las medidas cautelares solicitadas por Saade de Gaspard, argumentando que no se cumplían los requisitos del artículo 585 del Código de Procedimiento Civil. El tribunal fijó una garantía de 9 mil millones de bolívares (aproximadamente 5 mil millones en efectivo) para poder decretar las medidas, una suma que reflejaba la magnitud de los intereses en juego.
El abogado de Saade de Gaspard, apeló la decisión el 7 de noviembre de 2001. Sin embargo, desde julio de 2002 hasta enero de 2007, no se registraron actuaciones en el expediente. Este silencio procesal de 4 años y 6 meses llevó al Tribunal Superior a declarar la perención de la instancia, conforme al Artículo 267 del Código de Procedimiento Civil venezolano. Se presume que Saade de Gaspard desistió del caso en contra de su marido, hallándose en desventaja, debido a los recursos y contactos que el mismo poseía en Venezuela.
El 31 de enero de 2007, un juez dictó sentencia declarando la perención de la instancia en ese caso. La decisión puso fin a un capítulo legal que prometía revelar los entresijos de una red empresarial y las tensiones personales entre Dioni Saade de Gaspard y Chamel Gaspard Morell. Sin embargo, el silencio procesal dejó muchas preguntas sin respuesta sobre las acusaciones de maltrato y las maniobras financieras de los hermanos Gaspard.