Donald Trump ha asegurado este miércoles que «ahora todo depende de Rusia» y que si Putin se niega a aceptar su tregua «hay cosas que se podrían hacer en el ámbito financiero que serían muy malas» para Moscú. Mientras, su equipo negociador ha volado hacia Moscú para informarle de lo firmado con Ucrania en Arabia Saudí.
Rusia no tiene prisa por responder a la oferta, pero Trump desea una paz rápida, algo muy difícil de lograr para detener un conflicto tan complejo y que comenzó mucho antes de la invasión a gran escala del 24 de febrero de 2022. En Ucrania nadie se fía de Rusia. Y, en Rusia, los más radicales tampoco quieren detenerse ahora. No deja de ser simbólico que, justo en este contexto, Putin haya reaparecido este jueves vestido de uniforme militar, algo muy inusual en él, durante una visita a un centro de mando en Kursk.
Mientras, Polonia ha asegurado que se ha reanudado el suministro de material bélico de EEUU a Ucrania desde el centro logístico polaco de Rzeszów, mientras que la empresa de tecnología aeroespacial estadounidense Maxar ha vuelto a dar servicio para reanudar la transferencia de datos de inteligencia a Kiev. Por ahora se cumple al menos lo firmado por EEUU.

Por el momento, el Kremlin no ha respondido: «Suponemos que, como se dijo ayer en Yeda, el secretario de Estado Rubio y el asesor para seguridad nacional (Mike) Waltz nos informarán a través de diversos canales sobre los detalles de las negociaciones y sobre lo acordado», dijo Dmitri Peskov, portavoz presidencial. El secretario de Estado estadounidense afirmó también: «Todos esperamos con interés la respuesta rusa y les instamos firmemente a que consideren poner fin a todas las hostilidades«. «Si dicen que no [a la tregua], obviamente tendremos que analizarlo todo y, de alguna manera, determinar nuestra posición en el mundo y cuáles son sus verdaderas intenciones. Creo que si dicen que no, nos dirá mucho sobre sus objetivos y su mentalidad».
Salida de Kursk
Mientras, la operación ucraniana en Kursk agotó sus últimos pasos. En la madrugada del miércoles las tropas de Kiev se retiraron de sus posiciones de la ciudad de Sudzha, la más grande de la zona, y alcanzaron de forma gradual la región fronteriza de Sumy. A pesar de la fiereza de los combates en los últimos días, la retirada se realizó de forma gradual y sin bajas de importancia, a diferencia de otras operaciones como la salida de Bajmut, aunque las carreteras de la región han quedado llenas de blindados y vehículos de todo tipo y de los dos bandos calcinados por los choques entre ambos ejércitos. La situación del ejército ucraniano era muy precaria en la región, aunque contara allí con sus brigadas mejor armadas, como la 47 acorazada y la 82 de paracaidistas.
Tras ocho meses de presencia ucraniana en territorio ruso, de momento se ignora si pretenden quedarse en alguna pequeña fracción de terreno o si la retirada es total. La operación de Kursk, que comenzó por sorpresa y permitió capturar a centenares de prisioneros rusos en sus primeros instantes, ha tenido un gran mensaje político para demostrar la vulnerabilidad de las fronteras rusas, cuyo territorio no había sido conquistado parcialmente desde la Segunda Guerra Mundial.
Un vídeo de las tropas rusas en el centro de Sudzha reveló que las tropas de la Z fueron alcanzando esas posiciones sin lucha, cuando ya estaban vacías. La retirada está motivada, desde un punto de vista militar, por el agravamiento de la logística ucraniana. Los rusos ya tenían a tiro de artillería y dron las carreteras para abastecer las posiciones defensivas de las tropas de Kiev, lo que ponía en peligro su posición y anulaba las ventajas anteriores. «El principal problema fue la interdicción por parte de Rusia de las pocas rutas de suministro disponibles, con una carretera principal hacia Sudzha. A medida que la zona de Kursk se veía comprimida, se volvió cada vez más insostenible», afirma Michael Kofman, analista del centro Carnegie.
Kursk ya no era una baza
Además, comenzadas el martes las negociaciones en Arabia Saudí, y según varios analistas, los ucranianos comprobaron que la carta de Kursk como comodín para intercambios quizá no iba a ser tan útil como imaginaban hace meses. En este punto, Zelenski sí pretendía un alto el fuego como el alcanzado ayer con la Casa Blanca y sabía que los rusos nunca lo consentirían con los ucranianos en su propio territorio. EEUU ha insistido sobre todo en el acuerdo de la explotación mineral conjunta como palanca de negociación, no en ningún pacto para intercambiar Kursk con los rusos.
La hoja de ruta ya está escrita y la tiene Donald Trump, con lo que mantener Kursk a toda costa suponía ya pagar un precio demasiado alto. Ahora el Kremlin no tiene una excusa tangible para despreciar la tregua propuesta en Arabia Saudí, aunque en Ucrania creen que o bien Putin la despreciará o bien la aceptará para luego incumplirla echando la culpa de los ucranianos. Los aliados europeos de Ucrania han instado a Rusia a pronunciarse después de dar la bienvenida a los acuerdos alcanzados en la ciudad saudí, por los que EEUU se compromete a reanudar la ayuda militar y restablecer el servicio de Inteligencia.
En cualquier caso, la operación de Kursk, como misión temporal que era, acaba para los ucranianos habiendo conseguido parte de sus objetivos: sus pérdidas fueron moderadas en comparación con las rusas, a veces con ratios de uno a cuatro muertos, aunque se había igualado en los últimos dos meses. Al retirarse a tiempo Ucrania evitó los errores de Avdivka, Bajmut y otras batallas, donde fueron criticados por salir del cerco demasiado tarde y bajo el fuego enemigo. Esta retirada se produce días después de la última emboscada del ejército ucraniano sobre unos 100 soldados rusos que pretendían rodear a las tropas de Kiev usando el gasoducto Soyuz.
Muchos vecinos de la región de Sumy expresaron recientemente a este reportero sus miedos de que Rusia, finalizada la operación de toma de todo el territorio ruso, decidiera entrar en Sumy. Esa opción es posible pero no resulta sencilla, porque a los obstáculos naturales que separan ambos países (un río en época de crecida) se le une las fortificaciones que los ucranianos han estado levantando durante meses, con varias capas de dientes de dragón, fosos antitanque y minas terrestres.
El desgaste
En esta batalla, los rusos han comprometido 50.000 soldados de sus mejores unidades paracaidistas con sus mejores blindados. Eso ha permitido que Rusia no pudiera concentrarse en su ofensiva en la región de Donetsk, cuya fuerza ha ido disipándose en los últimos meses hasta frenarse por completo. Los coreanos, con sus absurdos ataques kamikaze, han perdido una buena parte de su contingente.
Mientras tanto, Ucrania derribó 98 drones kamikaze lanzados por Rusia contra su territorio en otra noche de bombardeos. Además, una persona murió en la ciudad de Krivi Rig (ciudad natal de Zelenski), en la región de Dnipropetrovsk de Ucrania central, y otras cuatro en Odesa tras un ataque nocturno ruso con misiles balísticos.
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