Mientras una maestra hurga en las perchas de una tienda de ropa de segunda mano a precios solidarios, otra describe la difícil situación económica que viven los profesores en Venezuela, país con un sistema educativo que lleva años en emergencia.
“El maestro en Venezuela está pasando por un momento bien desagradable, triste, impotente, (…) estamos en un retroceso de casi 50 años”, dijo a la Voz de América María Teresa Clemente, una docente jubilada de 65 años.
Yslennis Pulido recibe un salario de 13 dólares al mes. Tiene 24 años dando clases a niños en aulas públicas del país. “Es una limosna, eso no es salario (…)”, agregó.
Clemente y Pulido están en un “ropero solidario”, una iniciativa que lanzó en diciembre pasado la Federación Venezolana de Maestros (FVM), que busca ayudar al gremio con opciones de prendas a precios asequibles, entre 1 y 4 dólares.
Una docente de educación inicial ya antes estuvo allí: cambió sus zapatos viejos – con huecos en la suela – por otro par en mejor estado por el precio de un dólar. Salió con ellos puestos.
“Veíamos a los maestros con las camisetas desgastadas, los zapatos muy desgastados (…), se nos ocurrió esta idea de solidaridad”, explicó Ketty Mendonza, coordinadora del proyecto.
El ingreso promedio de un maestro en Venezuela es de unos 93 dólares por mes, entre salario base y bonificaciones. Saturados con gastos de alimentación, comprar ropa o zapatos nuevos no es opción para ellos.
Una familia de cuatro personas, por ejemplo, necesita en promedio 500 dólares al mes para alimentos básicos. Esto representa 38 veces el salario base de un educador.
El “futuro negro” de la educación de Venezuela
Venezuela tiene un déficit de 200.000 maestros, según proyecciones de la privada Universidad Católica Andrés Bello, (UCAB).
Los bajos sueldos empujaron a miles a desertar de las aulas. Algunos optaron por vender dulces, tortas, trabajar en peluquerías, o dar clases particulares en sus casas. Otros se fueron del país.
Las escuelas públicas están con horarios a medias o reducidos.
El 8 de octubre pasado, la administración de Nicolás Maduro llamó a los jubilados a retornar a los centros educativos para hacer frente a “algunas dificultades”, pero la gran mayoría de los docentes desoyó el pedido y lo tildó de “un mal chiste”.
Están “jugando a dañar al país (…) Lo principal de un país es la educación”, cuestiona Clemente, mientras repasa cada área del sistema educativo, que no funciona.
Centros en mal estado, pocos docentes, estudiantes sin motivación… La lista sigue, y es larga.
“Vamos a ser unos analfabetos funcionales; sé leer y escribir, pero no entiendo nada (…) es un futuro bien triste el que estamos viviendo en la educación”, lamenta.
“Están destruyendo la educación y cuando destruyes la educación, destruyes el desarrollo de un país”.
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