Ha fallecido una de las más grandes damas (históricas) de la interpretación mundial. Maggie Smith nos ha dejado con 90 años con una de las más apoteósicas trayectorias dentro del mundo del teatro y del cine.
Por Beatriz Martínez / Infobae
Comenzó su carrera sobre las tablas, de las que prácticamente nunca se separó, del Royal National Theatre a Broadway. A pesar de su carisma, siempre se la ha relacionado con papeles secundarios, aunque ha sido protagonista absoluta de un buen puñado de filmes. Y, en los que no lo era, robaba absolutamente la atención gracias a su mera presencia.
En la gran pantalla debutó a mitad de los años cincuenta, y ha participado en películas de autores como Jack Clayton (Siempre estoy sola), John Ford y Jack Cardiff (El soñador rebelde), Joseph L. Mankiewicz (Mujeres en Venecia), George Cuckor (Viajes con mi tía), Alan J. Paula (Love and Pain and the Whole Damn Thing), Robert Moore (Un cadáver para los postres) o John Guillermin (Muerte en el Nilo).
En su extensa larga lista de títulos destaca no solo por su presencia o por pasar aparentemente desapercibida, sino por alternar toda clase de géneros que nos llevan del drama histórico a la alta y baja comedia, de las series a su reivindicación de la mujer en la tercera edad en la última etapa de su carrera. Aquí repasamos algunos de sus títulos fundamentales
Ya era una figura destacada del teatro cuando protagonizó junto al gran Lauren Olivier esta versión del drama homónimo de William Shakespeare producida por el National Theatre que se convirtió en una célebre adaptación después de la versión de Orson Welles. Constituyó su primera nominación a los premios Oscar como actriz secundaria por encarnar el papel de Desdémona, uno de los personajes más icónicos de la historia de la dramaturgia.
En este caso, Maggie Smith sí consiguió su primer Oscar como mejor actriz gracias a una película en la que interpretaba a una joven y muy polémica profesora que impartía clases en un estricto colegio femenino donde instruirá a sus alumnas alrededor de la política, el arte y el amor. Sus ideas, alejadas de los convencionalismos la confrontarán con la moralidad de la época, algo que se acrecentará por su acercamiento a la ideología fascista.
El mítico director de Lo que el viento se llevó y My Fair Lady emprendió, en la última parte de su carrera, una disección de lo más mordaz de las miserias de la alta burguesía desde el punto de vista femenino en la que se inserta filmes como Ricas y famosas y la anterior Viajes con mi tía, adaptación de una novela de Graham Greene en la que la vida de un empleado de banca cambia radicalmente con la llegada de una excéntrica dama que, según ella, dice ser su tía y lo arrastrará en una vorágine inesperada de aventuras.
El gran dramaturgo y guionista Neil Simon, responsable de La extraña pareja o Un cadáver para los postres, fue el artífice de esta película a partir de su obra de teatro en la que disecciona cuatro historias que transcurren en un hotel de California. Humor, dolor, muchas dosis de cinismo y mordacidad en esta obra en la que también participaron Alan Alda, Jane Fonda, Michael Caine o Walter Matthau. Eso sí, Maggie Smith fue la que se llevó el Oscar a la mejor actriz de reparto.
La primera vez que participó Maggie Smith en una película de James Ivory fue en 1981, en Quartet y, poco después, se involucraría en una de las obras más importantes de la carrera del director, en la que definitivamente asentaría su estilo. Una película que se convertiría en precedente directo de todas las series de época que tienen éxito en la actualidad, desde Dontown Abbey (en la que Maggie Smith también participó) hasta Los Bridgerton.
A Maggie Smith nunca le ha dado pudor bascular entre la alta y la baja cultura o, lo que es lo mismo, entre el cine de autor y las películas populares. Por eso, fue una de las partes imprescindibles de esta película que se convirtió en un auténtico éxito de taquilla en la que Whoopi Goldberg.
El exquisito compositor de coreografías grupales, o lo que es lo mismo Robert Altman, contó con la veterana actriz en lo que podría considerarse un antecedente directo (de nuevo) de Downton Abbey, en esta ocasión a través de la descripción de las clases altas y las clases populares dentro de un mismo espacio. En este caso, se ambienta en una mansión campestre en los años treinta que prepara una recepción para un día de caza. Mientras la élite ocupa las habitaciones, los criados tendrán que atender a sus anfitriones.
Un reparto muy coral entre los que encontramos a Emily Watson, Kelly MacDonald, Alan Bates, Clive Owen, Ryan Phillippe, Richard E. Grant, Kristin Scott Thomas, Helen Mirren y un largo etcétera de grandes nombres. Por esta película, Maggie Smith estuvo nominada al Oscar a la mejor interpretación de reparto.
Como una gran parte de prestigiosos intérpretes británicos, como Richard Harris, John Hurt o Ian Hart (por nombrar solo unos pocos), Maggie Smith no se rasgó las vestiduras a la hora de participar en una de las sagas juveniles de fantasía más importantes de la historia del cine. Su personaje era el de Minerva McGonagall, una experta bruja y hechicera. Participó en siete de las películas de la franquicia.
Película de celebración de la tercera edad por antonomasia. En ella, Maggie Smith, Judy Dench, Bill Nighy, Tom Wilkinson o Penelope Wilton demostraban que lo mejor estaba por llegar en esta exótica aventura que tuvo una segunda parte.
En esta ocasión sí que era la auténtica protagonista. Una película crepuscular repleta de humor basada en el libro de Alan Bennett en la que una mujer aparca su furgoneta en una acera de Londres cerca de la casa de un escritor (el propio autor de la obra) y entre los dos se establecerá una relación al principio tensa y, más tarde, de lo más entrañable.
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