Pedro Urruchurtu estaba hace un año, tal día como hoy, en la sede caraqueña del comando político de María Corina Machado cuando saltaron todas las alarmas: fuerzas chavistas habían detenido a Henry Alviarez, coordinador de Vente Venezuela (VV). Minutos más tarde cayó la exdiputada Dignora Hernández. Sus gritos desgarradores mientras la arrastraban a la fuerza dieron la vuelta al mundo.
«Vienen a por nosotros», supo entonces el secretario de Relaciones Internacionales de VV, académico respetado en think tanks liberales, quien ya había estado escondido semanas antes en la sede diplomática de Países Bajos, junto a Claudia Macero, jefa de Comunicación de VV, y con el propio Alviarez.
A la carrera, y con lo que llevaban puesto, se refugiaron en la Embajada de Argentina en Caracas, que muy pronto les concedió el asilo. El resto de colaboradores de la líder opositora (Magalli Meda, su mano derecha; el exdiputado Omar González; el experto electoral Humberto Villalobos y el exministro Fernando Martínez Mottola, quien abandonó la legación diplomática a finales de diciembre y murió en su hogar dos meses después) ingresaron horas después.
Transcurrido un año se mantiene el asedio para que se rindan. Todo vale para el chavismo, desde francotiradores a drones, desde cortar la electricidad a reducir al máximo la entrada de agua a la embajada. Urruchurtu, de 34 años, describe su encierro a EL MUNDO y recuerda que todo ello sucede frente a la mirada del mundo democrático.
PREGUNTA. Se cumple un año refugiados en la Embajada de Argentina en Caracas, ¿hasta cuándo?
RESPUESTA. La respuesta nadie la sabe, pero lo que queda claro es que se están violando todas las normas internacionales en lo que asilo y resguardo de recintos diplomáticos se refiere, en concreto las Convenciones de Caracas sobre Asilo Diplomático y de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, de las cuales Venezuela es estado parte y signatario. También es evidente que nuestras condiciones se agravan y esto, además de poner nuestras vidas en riesgo, tiene un impacto en la salud física, mental y emocional. Estamos hablando de derechos humanos fundamentales que están siendo violados reiteradamente al no otorgarse los salvoconductos y manteniendo el asedio a este lugar. Estamos conscientes de que somos rehenes y fichas de canje, mientras nuestra situación se deteriora. Es urgente encontrar una solución.
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