Desde las orillas del río Yangtsé hasta las costas del Caribe, un vínculo económico y geopolítico ha unido a China y Venezuela durante más de dos décadas. A pesar de la profunda crisis económica y política que azota al país, y la creciente presión internacional, especialmente de Estados Unidos, la pregunta persiste: ¿por qué el presidente chino, Xi Jinping, se mantiene firme en su apoyo al régimen de Nicolás Maduro?
Para comprender esta compleja relación, es necesario sumergirse en su reseña histórica, analizar las razones subyacentes, evaluar la importancia geopolítica para China, desglosar sus intereses y, finalmente, sopesar la posibilidad real de un abandono.
Un Vínculo Forjado en el Petróleo y la Ideología Anti-Hegemónica
La relación entre China y Venezuela experimentó un punto de inflexión con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999. Buscando diversificar las alianzas de su país más allá de la tradicional influencia estadounidense, Chávez encontró en China un socio dispuesto a invertir y desafiar el orden mundial unipolar. Si bien los lazos diplomáticos se establecieron en 1974, fue a partir de la década de 2000 cuando la cooperación económica floreció.
La creación de la Comisión Mixta de Alto Nivel China-Venezuela en 2001 sentó las bases para una colaboración estratégica, especialmente en el sector energético. El flujo de petróleo venezolano hacia China se incrementó exponencialmente, pasando de 90,000 barriles por día en 2005 a 344,000 en 2014. Este auge se consolidó con la creación del Fondo Conjunto Chino-Venezolano (FCCV) en 2007, un mecanismo de préstamos colateralizados con ventas de crudo, gestionado por el Banco de Desarrollo de China (CDB) y FONDEN.
Entre 2007 y 2017, el financiamiento bilateral chino a Venezuela alcanzó la asombrosa cifra de $62.1 mil millones, abarcando desde préstamos directos hasta inversiones en empresas conjuntas. El período comprendido entre 2010 y 2013 fue particularmente significativo, con Venezuela absorbiendo el 64% de las nuevas líneas de crédito chinas en América Latina, destinadas principalmente a proyectos energéticos y de infraestructura.
Con la llegada de Nicolás Maduro al poder en 2013, la dinámica continuó, con China extendiendo facilidades crediticias por más de $40 mil millones. Sin embargo, la caída de los precios del petróleo a partir de 2014 y la profunda crisis económica venezolana marcaron un punto de inflexión. Los nuevos préstamos disminuyeron drásticamente, y la atención se centró en la renegociación de la creciente deuda, estimada en $19 mil millones en 2023. Proyectos ambiciosos, como un ferrocarril de alta velocidad de $7,500 millones y fábricas de electrodomésticos, quedaron inconclusos o fracasaron, evidenciando los desafíos de invertir en un entorno de inestabilidad.
Las Razones del Gigante: Petróleo, Geopolítica y Oportunidades Estratégicas
La persistente inversión china en Venezuela, a pesar de los riesgos evidentes, se fundamenta en una serie de razones estratégicas:
Acceso a recursos energéticos: Venezuela alberga las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Para una China con una demanda energética insaciable, asegurar una fuente de suministro, aunque actualmente mermada, sigue siendo una prioridad estratégica a largo plazo. El modelo de «préstamos por petróleo» garantizaba, en principio, un flujo constante de crudo hacia el gigante asiático.
Influencia Geopolítica en América Latina: Desde la era Chávez, Venezuela se erigió como un aliado clave en la visión china de un mundo multipolar, desafiando la hegemonía estadounidense en su propio patio trasero. Mantener esta alianza permite a China proyectar su influencia en la región, abriendo puertas a otros países y fortaleciendo su posición como un actor global relevante.
Oportunidades Económicas (Pasadas y ootenciales): Durante el auge petrolero, Venezuela ofrecía un mercado atractivo para la inversión en infraestructura y diversos sectores. Si bien la crisis ha empañado estas oportunidades, China aún alberga la esperanza de participar en la eventual recuperación económica del país, asegurando contratos y acceso a recursos naturales.
Afinidad Política (Limitada): Si bien Chávez promovió un «socialismo del siglo XXI» que resonaba con algunos aspectos del modelo de desarrollo chino, la relación ha sido principalmente pragmática y basada en intereses económicos y geopolíticos, más que en una profunda afinidad ideológica con el régimen actual de Maduro.
Venezuela: Un Peón Estratégico en el tablero mundial
La importancia geopolítica de Venezuela para China trasciende sus vastas reservas de hidrocarburos. El país caribeño se ha convertido en un activo estratégico en varios frentes:
Contrapeso a Estados Unidos: En un contexto de creciente competencia estratégica entre Pekín y Washington, mantener un aliado en América Latina que desafía abiertamente la influencia estadounidense es invaluable para China. Venezuela se erige como un punto de fricción que limita la capacidad de EE.UU. para concentrarse exclusivamente en la contención del ascenso chino en otras regiones.
Puerta de entrada a la región: La relación con Venezuela ha facilitado la expansión de la influencia china en otros países latinoamericanos, a través de acuerdos comerciales, préstamos e inversiones. Mantener este vínculo asegura la continuidad de esta estrategia regional.
Seguridad energética a largo plazo: A pesar de la disminución actual de los envíos de petróleo, Venezuela sigue siendo una reserva energética potencial crucial para China en un escenario global de creciente demanda y posibles disrupciones en el suministro.
Apoyo en foros multilaterales: Venezuela ha sido un aliado constante de China en organizaciones internacionales como la ONU, respaldando sus posiciones en temas sensibles como Taiwán, Hong Kong y Xinjiang. Este apoyo diplomático es fundamental para la estrategia global de Pekín.
Los Intereses Chinos en la Actual Coyuntura
En el contexto actual de 2025, los intereses de China en Venezuela se centran en:
Recuperación de la deuda: La prioridad inmediata es asegurar el repago de los aproximadamente $19 mil millones adeudados, principalmente a través de la continuidad de los envíos de petróleo y posibles acuerdos de reestructuración.
Protección de Inversiones existentes: China busca salvaguardar sus inversiones en el sector energético, minero y otras áreas, evitando la expropiación o la pérdida de control ante un posible cambio de régimen.
Mantenimiento de la Influencia Geopolítica: Preservar a Venezuela como un aliado antiestadounidense sigue siendo un objetivo clave para contrarrestar la influencia de Washington en la región y proyectar el poder blando chino.
Credibilidad internacional: Abandonar abruptamente a un aliado en dificultades podría dañar la reputación de China como un socio confiable para otros países del Sur Global, generando dudas sobre su compromiso a largo plazo.
¿Una Improbable deserción? Por qué Xi Jinping no cederá ante Washington
Considerando el contexto actual de intensas relaciones estratégicas entre China y Estados Unidos bajo la administración Trump en 2025, la posibilidad de que Xi Jinping abandone a Nicolás Maduro para complacer a Washington se antoja remota.
Una de las razones que pesan es el valor estratégico y económico que tiene Venezuela para China, es decir, los intereses económicos y geopolíticos de China en Venezuela son demasiado significativos como para ser sacrificados en aras de una mejora incierta en las relaciones con EE.UU. La pérdida de la inversión, la deuda impagada y la disminución de la influencia regional serían costos demasiado altos.
Otro aspecto a considerar es la competencia estratégica. Cuando se advierte un escenario de creciente rivalidad, ceder en Venezuela sería percibido por Pekín como una concesión unilateral a Washington, fortaleciendo la posición de su principal competidor en una región considerada por EE.UU. como su esfera de influencia.
Asimismo, debe entenderse la coherencia de la política exterior de China. Esto indica que abandonar a Maduro contravendría los principios fundamentales de la política exterior china de no injerencia en asuntos internos y respeto a la soberanía nacional. Esto podría sentar un precedente negativo y generar desconfianza entre otros aliados y socios.
El régimen chino también se beneficia de la incertidumbre, ya que no existe garantía de que abandonar a Maduro resultaría en una mejora sustancial y duradera en las relaciones con Estados Unidos, especialmente en un contexto de tensiones comerciales y tecnológicas persistentes.
Escenarios Futuros: Un Pragmatismo Continuo
Si bien un abandono total del régimen de Maduro por parte de China parece improbable, Pekín podría optar por un enfoque más pragmático, reduciendo su exposición financiera y condicionando su apoyo a ciertas reformas económicas o políticas. La posibilidad de ajustes en la relación podría surgir si Estados Unidos ofreciera concesiones significativas a cambio de un cambio en la postura china hacia Venezuela. Sin embargo, cualquier movimiento en este sentido estaría guiado principalmente por los propios intereses estratégicos y económicos de China, más que por el deseo de complacer a Washington.
En conclusión, la relación entre China y Venezuela, forjada en el petróleo y la geopolítica, persiste a pesar de los desafíos. Para Xi Jinping, mantener a Maduro en el poder, aunque costoso y complejo, sigue siendo una estrategia que sirve a los intereses a largo plazo de China en América Latina y en su competencia global con Estados Unidos. El gigante asiático parece dispuesto a capear la tormenta venezolana, apostando a un futuro donde su inversión y su influencia rindan frutos, sin ceder ante la presión externa.
Tomado de ¿Por qué Xi Jinping no Abandonará a Nicolás Maduro?