El régimen de Nicolás Maduro liberó a seis ciudadanos estadounidenses que estaban detenidos en Venezuela. La noticia llegó tras una reunión en Caracas entre el venezolano y Richard Grenell, enviado especial del presidente Donald Trump. La puesta en libertad ocurrió en medio de negociaciones sobre la repatriación de migrantes venezolanos en Estados Unidos. Grenell, exembajador en Alemania, logró cerrar el acuerdo en el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno en Venezuela.
El grupo de estadounidenses liberados incluiría a exejecutivos petroleros y ciudadanos con doble nacionalidad, detenidos bajo cargos de conspiración o terrorismo.
Si bien no hay datos sobre las identidades, la ONG Foro Penal, dedicada a la defensa de presos políticos, contabilizó a ocho ciudadanos de Estados Unidos, entre ellos un militar, y dos personas de otras nacionalidades con residencia en Estados Unidos, encarcelados en Venezuela acusados de conspirar contra Maduro y planificar actos de violencia.
Fuentes diplomáticas confirmaron que los seis prisioneros fueron trasladados de inmediato a un avión con destino a Estados Unidos. “Acaban de hablar con Donald Trump y no dejaban de agradecerle”, publicó Grenell en sus redes sociales.
Richard Grenell viajó a Venezuela con la misión de presionar a Maduro para que aceptara la deportación de migrantes venezolanos con antecedentes penales. Sin embargo, el encuentro derivó en un inesperado acuerdo que permitió la liberación de los seis estadounidenses.
“Hay cosas en las que hemos llegado a acuerdos iniciales y cuando se cumplan se abrirán nuevos temas, ojalá nuevos acuerdos para el bien de los dos países y de la región”, dijo Maduro en conferencia de prensa el pasado viernes, donde agregó que estará pendiente de ver si lo conversado con Grenell se refleja en lo comunicado por EE. UU. sobre la reunión.
“Presidente Donald Trump, hemos dado un primer paso, ojalá que pueda continuar”, sostuvo Maduro. “Nos gustaría que continúe”. Sin embargo, tras la liberación de los detenidos, la Casa Blanca aclaró que este acuerdo no implica un reconocimiento al liderazgo de Maduro.
Donald Trump anunció en sus redes sociales que Venezuela aceptó recibir a ciudadanos venezolanos deportados de Estados Unidos, incluidos miembros del Tren de Aragua, una organización a la que denominó como terrorista, y que tiene presencia en varios países.
“Maduro aceptó sin condiciones el regreso de los venezolanos, incluso aquellos con antecedentes delictivos”, afirmó en conferencia de prensa Mauricio Claver-Carone, asesor de seguridad de la administración Trump.
Además de la situación de los prisioneros, la relación entre ambos países sigue marcada por las sanciones económicas y la exportación de petróleo. Estados Unidos, el segundo mayor comprador de crudo venezolano después de China, mantiene restricciones que afectan a la economía del país sudamericano.
Chevron, una de las empresas con operaciones en Venezuela, busca renovar sus permisos con la administración de Trump. La Casa Blanca advirtió que cualquier obstáculo en las negociaciones podría derivar en nuevas sanciones.
La liberación de estos seis ciudadanos estadounidenses podría responder a un intento de Maduro por mejorar su imagen internacional. Mientras tanto, Estados Unidos evalúa los próximos pasos en su política hacia Venezuela, sin perder de vista la situación de los ciudadanos que aún permanecen detenidos en ese país.