El expresidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, fue detenido el martes en el aeropuerto de Manila y trasladado posteriormente a La Haya, donde enfrentará un proceso ante la Corte Penal Internacional (CPI) por su presunta implicación en crímenes de lesa humanidad relacionados con la ejecución extrajudicial de miles de personas durante su polémica “guerra contra las drogas”. Con información de La Vanguardia.
El arresto de Duterte fue autorizado por el actual presidente filipino, Ferdinand Marcos, en un movimiento político que ha desatado una tormenta en el país. Duterte, quien había salido de Filipinas rumbo a Hong Kong, fue interceptado a su regreso y custodiado en la base aérea de Villamor antes de ser enviado a Europa en un jet privado.
La «guerra antidrogas» de Duterte deja 13 muertos en 24 horas
La CPI investiga a Duterte por su presunta responsabilidad directa en al menos 43 ejecuciones extrajudiciales, aunque el total de muertes bajo su mandato supera las 6.000 víctimas, según cifras oficiales. La ONU, por su parte, eleva la cifra a más de 8.000 personas. Los crímenes se habrían cometido durante su presidencia (2016-2022) y su etapa como alcalde de la ciudad de Davao.
El arresto se produce en medio de una creciente tensión política entre el clan de los Duterte y el de los Marcos. Sara Duterte, hija del expresidente y actual vicepresidenta del país, calificó la detención como un acto de persecución y acusó al gobierno de “traicionar la soberanía nacional”. Este choque político se intensifica a solo dos meses de las elecciones legislativas en las que Duterte planeaba competir como candidato a alcalde de Davao.
La decisión de Marcos de permitir la entrega de Duterte a la CPI ha generado controversia, ya que Filipinas se retiró del Estatuto de Roma en 2018 por iniciativa del propio Duterte, con el fin de evitar ser juzgado por la Corte Penal Internacional. Este acto coloca al gobierno de Marcos en una situación delicada, con riesgos de inestabilidad política y social si los seguidores de Duterte deciden movilizarse en su defensa.
El arresto del exmandatario también pone de relieve la creciente influencia geopolítica en Filipinas. Mientras los Duterte se inclinaron por fortalecer los lazos con China, la administración de Marcos ha apostado por un acercamiento a Estados Unidos, reabriendo bases militares norteamericanas en el país y aceptando la instalación de baterías lanzamisiles en el norte de Luzón, lo que ha incrementado las tensiones con Beijing.