El presidente Donald Trump ordenó el desmantelamiento de la agencia matriz de la Oficina de Transmisiones a Cuba, que supervisa las emisiones de Radio y Televisión Martí, una iniciativa de la era de Reagan cuya misión es promover la democracia y el libre flujo de información hacia los cubanos en la isla.
En una orden ejecutiva emitida el viernes para “continuar la reducción de la burocracia federal”, Trump ordenó a la Agencia de los Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM) y a otras seis agencias federales “reducir el desempeño de sus funciones estatutarias y el personal asociado al mínimo requerido por la ley”.
El sábado, varios empleados a tiempo completo y contratistas de las estaciones Martí, ubicadas en Miami-Dade, fueron puestos en licencia administrativa con sueldo y prestaciones completos, según fuentes familiarizadas con la decisión.
“Durante el período de licencia administrativa, no podrá ingresar a las instalaciones de la USAGM”, decía el correo electrónico obtenido por el Herald. “Dado que no tendrá ningún asunto oficial durante este tiempo, si se le solicita, deberá entregar de inmediato su credencial de identificación oficial de la USAGM, su pase de prensa, sus dispositivos telefónicos y demás equipos”.
La orden ejecutiva también afectó a otros medios de comunicación del gobierno estadounidense supervisados por la USAGM, incluida la Voz de América. Según informes de prensa, la agencia suspendió a todo el personal a tiempo completo de Voice of America y rescindió todos los contratos de las emisoras privadas sin fines de lucro que financia, como Radio Free Europe/Radio Liberty, Radio Free Asia y Middle East Broadcasting Networks. Recortes y cierre de Radio y Televisión Martín: el impacto en su presupuesto La Oficina de Transmisiones a Cuba tenía un presupuesto anual de $12 millones, tras recortes en los últimos años. Anteriormente, recibía más de $20 millones anuales del Congreso.
El desmantelamiento de las emisoras representa una victoria para el gobierno cubano. Desde su creación en 1983, los diplomáticos cubanos solicitaron regularmente su desmantelamiento durante las conversaciones con sus homólogos estadounidenses. A lo largo de los años, las emisoras Martí enfrentaron reducciones presupuestarias, controversias en torno a sus directores, planes de fusión con la Voz de América y críticas sobre su calidad periodística.
En todo momento, congresistas cubanoamericanos del sur de Florida lograron mantenerlas operativas. Su programación televisiva se mantuvo en funcionamiento durante décadas, aunque no se podía ver en la isla debido a las interferencias del gobierno cubano en sus señales. Sin embargo, Radio Martí logró ser escuchada en muchas partes del país y rompió el monopolio informativo de los medios estatales cubanos durante muchos años, antes de que los cubanos pudieran consumir noticias en línea y en sus teléfonos celulares.
En los últimos años, la programación televisiva, que se veía principalmente en Miami, fue eliminada progresivamente, ya que la Oficina se centró en promover el sitio de noticias en línea Martí Noticias y contenidos de video para redes sociales.
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