Una ola de violencia atribuida a bandas criminales sacude a la ciudad de Cúcuta, en Colombia, la principal de la frontera con Venezuela, donde en mayo fueron asesinadas al menos 30 personas en ataques de sicarios.
Uno de los crímenes más notorios ocurrió el 14 de abril cuando el líder social y veedor ciudadano Jaime Vásquez, conocido por denunciar casos de corrupción, fue asesinado a tiros por un sicario que lo persiguió hasta un panadería donde la víctima intentó refugiarse cuando percibió que lo iban a matar.
El asesinato de Vásquez fue el primero de una serie de crímenes que han impactado a esta ciudad de más de 800.000 habitantes donde la violencia se ha recrudecido en las últimas semanas por los frecuentes ataques de sicarios en vías públicas o en establecimientos comerciales.
El mismo fin de semana en que fue asesinado Vásquez la Policía registró nueve asesinatos en la ciudad.
La espiral de violencia aumentó después del asesinato, también a tiros, del comerciante José Luis Pabón Ojeda, el 16 de mayo.
Pabón Ojeda era el padre de Jayson Omar Pabón, alias Pepino, presunto integrante de la banda criminal Los Manzaneros, enfrentados con las bandas Los AK47 y Los Porras o Familia P. Según las autoridades, la banda familiar supuestamente la dirige desde la cárcel La Picota, en Bogotá, un sujeto llamado Ever Carreño Corredor, alias Porras.
Intimidación mediante videos
El 17 de mayo hubo una matanza en el barrio Caño Limón que dejó tres personas muertas, y mientras aumenta el miedo entre la ciudadanía, los delincuentes publican en las redes sociales videos amenazantes en los que se muestran con fusiles y granadas para intimidar a la gente.
«Lo que se ha podido establecer con la inteligencia policial es que se ha concentrado un grupo autodenominado Familia P.», integrado por Los Porras y Los AK47, para tener «las rentas ilegales, el control de estupefacientes y de las extorsiones en algunos lugares de la ciudad, peleando contra Los Manzaneros», aseguró el comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, coronel William Quintero.
Los AK47 también publicaron un video en el que amenazan a los dueños de casas de cambio de divisas y advierten que aquellos que colaboren con su rival, alias Pepino, serán asesinados.
Homicidios casi a diario
El alcalde de Cúcuta, Jorge Acevedo, atribuye la ola de violencia a venganzas entre bandas, pero independientemente de eso, los homicidios continúan casi a diario.
«La mayoría de los homicidios son por ajustes de cuentas, nosotros vamos a seguir trabajando por la seguridad de los cucuteños. Hoy el hurto a vehículos, a personas y a establecimientos comerciales ha disminuido pero las muertes violentas debido a los ajustes de cuentas, enlodan la imagen de Cúcuta», afirmó Acevedo.
Sin embargo, hay crímenes que causan conmoción en la ciudad como el perpetrado durante el fin de semana del Día de la Madre, que en Cúcuta se celebra el último domingo de mayo, cuando fue asesinado Jorge Enrique Galvis Carrillo, rector del colegio Comfanorte, cuando cenaba en un restaurante.
La Policía de Colombia ha efectuado algunas capturas, como la del jueves pasado, de una pareja venezolana señalada de pertenecer a la banda de Los AK47, a quienes les decomisaron dos granadas, dos armas de fuego, munición y drogas, pero el mismo día fueron asesinados por sicarios dos hombres en el barrio de Nuevo Horizonte.
Según el coronel Quintero, «al parecer uno de los fallecidos vendía estupefacientes en la zona y había tenido alguna disputa porque se había apartado del grupo Los Porras».
También en la última semana del mes, desconocidos atacaron la casa del veedor Francisco Palacios, amenazado por su trabajo, y la Policía investiga si este ataque tiene relación con el asesinato, hace mes y medio, de Jaime Vásquez, el otro veedor ciudadano.
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